REALIZAR LAS SIGUIENTES ACTIVIDADES PARA EL DÍA DOMINGO 14 DE JUNIO DEL PRESENTE AÑO
1.- REALIZAR LA LECTURA DE LA SIGUIENTE OBRA LITERARIA Y RESPONDER LAS SIGUIENTES INTERROGANTES.
- Explique brevemente de que se trata la obra literaria
- Hechos principales
- Hechos secundarios
- Comentario personal
- Autor de la obra
EL DIABLO ENAMORADO
Álvaro es un joven español hijo del
gentilhombre Bernardo de Maravillas y de doña Mencía "la mujer más
religiosa y respetable de Extremadura", que se encuentra ejerciendo como
capitán de la guardia del Rey de Nápoles. Hasta ese momento, su vida
transcurre entre las obligaciones de su cargo y algunas diversiones
compartidas con sus compañeros, como el juego y las mujeres, que
terminan con sus recursos económicos con frecuencia, dejándolos
encerrados en sus cuartos enfrascados en animadas conversaciones
filosóficas. En uno de estos encuentros, Álvaro conoce a Soberano, un
viejo holandés que se le propone como maestro aludiendo a un saber
superior al del resto de los mortales, que podría colmar la inmensa
curiosidad del joven.
Empiezan así una estimulante relación,
que pronto les lleva a hablar de la religión que profesa el viejo, y que
le permite un cierto dominio de los espíritus. Álvaro pide
insistentemente entrar en contacto con tales espíritus, haciendo gala de
un impetuoso e imprudente deseo de dominarlos él también: de "tirar de
las orejas al diablo". Ante pretendida seguridad, Soberano accede y
prepara el encuentro en las ruinas de Portici, junto a otros dos amigos.
Allí, bajo una bóveda oscura y alejada del exterior, Soberano dibuja un
circulo con algunos caracteres en el suelo, y le propone a Álvaro
ocupar su centro para desde allí, llamar a Belcebú. Tras darle la
fórmula de evocación, dejan a nuestro protagonista solo en las tinieblas
y muerto de miedo. Aún así, se afianza en su posición, y hace su
invocación a Belcebú. Efectivamente, éste se presenta en forma de enorme
y horrible cabeza de camello y responde a la evocación con un: "¿Che
vuoi?". Viéndose obligado a dominar su terror, Álvaro se impone y se
dirige al fantasma en términos de esclavo que debe someterse a quien le
invoca, su amo. El diablo sigue el juego, y la cabeza de camello termina
convertido en el que Álvaro bautizará como Biondetto/a, ambiguo
personaje que asistirá en todo al cada vez más audaz joven. Sus ordenes
inmediatas serán organizar un gran festín para sus amigos. Así se hará
ante el gran asombro de los caballeros que, por otra parte, ya advierten
al joven del precio que tendrá que pagar por su audacia. Álvaro sin
embargo sigue aún bajo la sorpresa y sin saber cuales son los tratos que
le llevan a obtener tan distinguidos favores, aunque presume
inocentemente que se tratará de algo breve y pasajero. Lejos de lo que
él cree, este ambiguo personaje Biondetto/a, le seguirá a partir de
ahora de forma servil atendiendo a todos sus deseos, hayan sido éstos
formulados explícitamente o no.
Todo empezará la misma noche tras la
extraña experiencia, cuando Biondetta le implora a Álvaro quedarse a
dormir en su cuarto por el miedo a los comentarios de la gente que la
verían salir tan tarde de los aposentos de un hombre. Esto toca un punto
crucial para Álvaro que no puede más que ceder ante tal petición: "
(...) cuando mi madre me dio mi primera espada, me hizo jurar sobre la
guarnición servir toda mi vida a las mujeres y no disgustar a ni una".
Ahora bien, accede a condición de que se ponga en un lugar de la
habitación donde no la pueda ver ni escuchar, y le advierte de que "ante
el primer movimiento capaz de inquietarme exageraré el tono de mi voz
para preguntarle a mi vez, ¿Che vuoi?". A partir de aquí, poco a poco
Álvaro se ve sumido en un mar de deseos, dudas y pensamientos que le
atormentan alrededor de su nueva compañera, su peculiar belleza y sus
orígenes.
Biondetta le da a entender que ante su
actitud heroica la noche anterior queda prendada de él y decide devenir
mortal. Ella se ha degradado por él y ahora él le debe protección.
Álvaro a su vez, sólo le pregunta angustiado si podrá separarse cuando
lo desee, a lo que le responde que sólo hará falta un acto de su
voluntad. Enseguida Biondetta organizará todo para que Álvaro pueda
pagar sus deudas y partir de viaje con ella, mientras el joven se deja
llevar sumido en un extraño sueño, hasta que despierta en una hospedería
de la plaza San Marco de Venecia.
Como no podía ser de otra manera,
tenemos a nuestros protagonistas en Venecia justo durante la celebración
de sus carnavales, permitiéndole a don Álvaro cierta relajación en sus
torturantes e incesantes pensamientos alrededor de todo lo que le
sucede. Uno de los encantos que ofrece Venecia, es la presencia de sus
cortesanas, y entre ellas será Olympia la encargada de desencadenar el
momento trágico que dará un vuelco al relato. La tal Olympia cae también
perdidamente enamorada de Álvaro, y en su locura espía al caballero y a
su ambiguo acompañante. Tras descubrir que se trata de una mujer y
entender su presencia como la de una rival, nace en ella una ira
incontrolable. Cuando don Álvaro y su séquito embarcaban hacia Brenta
donde pretendía esconderse de su amante perseguidora, Biondetta es
acuchillada por una figura con máscara ante el estupor de todos y con
ayuda de otro personaje que remite a Bernardillo, uno de los dos amigos
de Soberano. En este punto da un brusco viraje nuestra historia. Álvaro
comprueba, ante el cuerpo malherido, que su acompañante es una mujer, y
cae perdidamente enamorado de Biondetta.
Tras la recuperación de ésta, y después
de haberle declarado su amor, Álvaro se la lleva a Brenta donde la colma
de todos los cuidados con el solo objetivo de complacerla. Pronto le
pide también que le clarifique sus orígenes, su naturaleza que no
alcanza a comprender tras la experiencia de la cueva de Portici. Así
pues, Biondetta le cuenta que ella es una sílfide, y que renuncia a su
naturaleza fantástica para devenir mujer y amarlo a él para siempre, a
la vez que, disponiendo de saberes sobre esta otra esfera, instruirlo y
convertirse juntos en los reyes del mundo. Ya tenemos la segunda
proposición de instrucción fantástica que fascina a nuestro
protagonista. Ahora bien, esta segunda tiene a su vez otro precio.
Biondetta pretende que antes de entrar en dicha instrucción, él se le
entregue absolutamente. En este punto se hace definitivamente presente
doña Mencía. Álvaro fiel a sus convicciones le responde que ante todo
debe casarse, que es lo que quiere su madre, y que para poder hacerlo
ésta debe dar su consentimiento, así que mientras tanto, él debe
respetarla. En un discurso sin desperdicio, Biondetta despliega todo
tipo de argumentos en contra de tal prejuicio, para finalizar
encolerizada con un: "No me he convertido en mujer para nada". Sin dar
respuesta a eso, Álvaro decide viajar a Venecia y una vez allí, sufre un
fuerte impacto al contemplar en una tumba escultórica monumental dentro
de una iglesia, la cara de su madre en lugar de la del difunto. Cree
entender de ello que debe poner distancia entre su pasión y él, y que
cuanto antes debe ponerse bajo amparo de su santa madre. Dispone pues un
viaje urgente hacia España, dejándole a Biondetta una carta en la que
alude a los deberes que tiene que atender en nombre del honor y de la
sangre, y dinero suficiente para hacer frente a todo lo necesario
durante su ausencia. Evidentemente, ella no tardará en aparecer de nuevo
en el camino del atormentado joven.
A partir de este momento el viaje de la
pareja se ve truncado por infinitas dificultades. Una vez ya en España, y
antes de poder llegar al castillo de Maravillas, sufren un último
accidente que les lleva a pedir alojamiento en una granja en la que se
celebra una boda. En medio de la excitación de los bailes que Biondetta
parece disfrutar como nadie, Álvaro tiene su último encuentro con un
saber superior, esta vez a través de dos gitanas que le insinúan, tras
previo pago evidentemente, que su felicidad está a un paso de él. Esa
noche, Álvaro no puede reprimir su propia pasión y se entrega a
Biondetta finalmente. La sorpresa no se hace esperar, y llegamos a la
presentación definitiva por parte de su amante: "Biondetta no debe
bastarte: ese no es mi nombre: tú me lo pusiste: (...) pero es necesario
que sepas quien soy... Soy el diablo, mi querido Álvaro, soy el
diablo..." Álvaro aún se resistirá breves momentos en su distracción
voluntaria, hasta que ya estando sumido en un gélido terror, Belcebú le
aclara la situación que él rehuye ver: "Has venido a buscarme (...), he
hecho lo que tú has querido. Sabías a quien te entregabas, y no podrías
escudarte en tu ignorancia. (...) Ahora debo mostrarme a ti tal y como
soy". Aquí surge la terrible visión de nuevo. El cuarto se ilumina, las
paredes aparecen llenas de horribles caracoles, y a su lado descubre la
espantosa cabeza de camello que repite una vez más: "¿Che vuoi?"
mientras nuestro héroe se esconde bajo la cama aterrorizado.
A la mañana siguiente Álvaro se
encuentra solo en la habitación y sin más demora decide dirigirse hacia
su anhelado destino para cobijarse bajo la salvaguardia de su respetable
madre. Ésta tras escucharlo con paciencia y atención, hace llamar al
venerable doctor Quebrantacuernos, que hará el diagnóstico final.
Efectivamente, don Álvaro ha sido seducido por el espíritu maligno tras
provocarlo él mismo. Ahora bien, éste no ha podido corromperlo del todo
gracias a los remordimientos que sufría el joven. Pero no hay que bajar
la guardia, ya que lo ha dejado suficientemente turbado, mezclando la
verdad y la mentira, el sueño y la vigilia, como para atacar de nuevo si
se le da la ocasión. Finalmente el sabio Quebrantacuernos descarta el
empeño de don Álvaro de ingresar en un monasterio, y en su lugar le
propone que establezca lazos legítimos con el otro sexo bajo la
supervisión materna, y "por más que aquella que reciba de la mano de su
madre tenga las gracias y los talentos celestes, no caerá usted jamás en
la tentación de tomarla por el diablo".
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